lunes, 27 de junio de 2011

Bienaventurados los que ríen
Se cuenta que el célebre actor Groucho Marx envió una original postal de felicitación de cumpleaños a un amigo.
En ella le decía: “ Si sigues cumpliendo años, acabarás muriéndote ”. Puede que no sea la felicitación más tierna, pero si será una de las más divertidas.

Su imaginación parecía no tener límites. Prácticamente todas las películas que protagonizó con sus hermanos estaban llenas de sus frases “ingeniosas”:

En "Un día en las carreras" va detrás de casi todas las mujeres que encuentra, y se defiende ante su prometida diciendo: " ¿Qué por qué estaba con esa mujer? Porque me recuerda a ti. De hecho me recuerda a ti más que tú misma ".

Cuando en "Amor en conserva" Marilyn Monroe viene a pedirle ayuda porque un hombre la persigue, Groucho dice " ¿Sólo uno? ".

Sigue la cascada de momentos jocosos en otros filmes:

Trabajábamos como un solo hombre, es decir, uno daba el callo y los demás nos escaqueábamos

Tiene usted el cerebro de un niño de cuatro años, que debe andar como loco buscándolo ahora

Y seguro que nos falta espacio para reseñar sólo algunas de sus frases en las entrevistas...

" Estos son mis principios, y si a Usted no le gustan, tengo otros "

" Es mejor estar callado y parecer tonto que hablar y que no quepa ninguna duda "

" Partiendo de la nada, alcancé las más altas cimas de la miseria "

Por si fuera poco, el célebre Groucho mandó poner en su tumba el siguiente epitafio:
" Perdone que no me levante, Señora ".

Alguien dijo una vez “Bienaventurados los que se ríen de sí mismos porque nunca se les acabará la fiesta” ¿Sabes? a veces olvidamos el valor que tiene el buen humor. Me refiero a la risa limpia, al humor claro que pueden entender hasta los niños.

La alegría, la risa, el humor, la bondad de un rostro feliz son cosas que Dios ha creado, y que El mismo disfruta cuando las ve en nuestro corazón.

Y tiene un valor medicinal increíble: Nuestra vida sería muy diferente (incluso físicamente) si aprendiésemos a reír un poco cada día. Empezando por reírnos de nosotros mismos. Empezando por no darle trascendencia a cosas simples e inútiles. Empezando por abrir nuestro corazón a la alegría y al buen humor.

Pruébalo. No necesitas ser un humorista de primera línea para pasar momentos felices con tu familia. No tienes que ser un "Groucho" para abrazar con una sonrisa a tus amigos, a los que amas... y sobre todo a aquellos que tienen necesidad de que alguien les sonría.

Y aún a aquellos que no nos entienden ¿por qué no?... Una sonrisa sincera siempre tiene mucho valor.
Autores:जैमे Fernández Garrido

© Protestante Digital 2011



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