sábado, 12 de noviembre de 2011

Es mi alegría tu contento

 
Es mi alegría tu contento
Hacer feliz a otro es algo que está al alcance de todos.

La felicidad es a veces tan simple como, dejar a un lado tu yo y prestar atención a los demás. Abnegarte y sentir que esa abnegación es parte de tu maduración. Sacrificas un poco de tiempo y descubres que alguien es feliz gracias a ese pequeño sacrificio.

 Cierras ventanas, dejas de ser observador, comienzas a dejarte ver. Abres una puerta y milagrosamente todo se llena de luz.

Hacer feliz a otro es algo que está al alcance de todos.

Si nos lo proponemos en el día de hoy de seguro se nos presentará la oportunidad de hacer algún bien que deporte una brizna de felicidad a quien lo recibe.

Mi hija de tres años no se cansa de ver una y otra vez un episodio de “pingu”, un divertido pingüino de plastilina que se hizo muy popular en los años 90.

Ha visto innumerables veces ese mismo capítulo en el que el pingüino no para de hacer travesuras. Cada vez que lo ve se ríe contagiosamente y hace que quienes estamos cerca nos riamos con ella. Después de tanto verlo, la verdad, me cuesta reír con la manida historieta, pero ella, me busca esperando que estalle mi risa y las dos volvamos a desternillarnos con las peripecias del susodicho pingüino. Una vez más finjo reírme y en un alarde de interpretación, emito una estrepitosa carcajada que a ella le encanta.


Fente: ProtestanteDigistal.com