«Pasar
la voz» es un decir humano, y para las abejas sería más apropiado decir
«pasar el olor», pues cuando una abeja descubre un «manantial de
néctar» segrega cierta sustancia olorosa que sus compañeras perciben e
interpretan como: «¡Tesoro a la vista!». Eso las induce a seguir a la
que trae la información y a pasar tal información a las demás. También
anuncian a sus compañeras por medio de un baile bullicioso que un botín
está cercano, el cual pueden detectar a doce kilómetros de distancia.
Este baile singular está compuesto por ocho movimientos y vibraciones de
alas y abdomen. ¡Maravillas de la naturaleza!
Este
acto tan natural encierra varias lecciones para nosotras. En primer
lugar, la urgencia con que las abejas llevan las buenas noticias a su
colonia, que es su núcleo social, al que sirven y respetan. En segundo
lugar, las estrategias que usan para transmitir el mensaje; cuentan con
organización e implicación individual.
¿Te
dice algo? También tú te desenvuelves en un núcleo social, el más
importante: la familia. Luego la comunidad y todas las demás personas
que te rodean. De igual modo tienes un mensaje que transmitir: Tenemos el deber de pasar la voz, y debemos
hacerlo con un gran sentido de urgencia y con premura, pues el tiempo es
corto.
Expele el grato aroma que las
mujeres somos capaces de emanar cuando trasmitimos paz, gozo y
amor a los que nos rodean.
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