¿Qué ocurre en la mente de alguien para llevarle a extremos tan trágicos e inexplicables?
Como un camino en otoño: tan pronto como se barre, vuelve a cubrirse de hojas secas (Franz Kafka).
El sendero es difícil, pero mientras lo transito voy aprendiendo de él. Curvas, recodos, piedras que lo obstaculizan, barro, polvo, estrecheces imposibles.
Nunca voy sola, es por ello que confío en que al final de mi recorrido encontraré un remanso de paz en el que reposar eternamente.
Sería injusto si sólo me dedicara a avanzar con la máxima de llegar a mi destino y no disfrutara de aquello que diviso mientras camino. La vida no es un sendero cómodo, pero posee la virtud de ofrecerte paisajes de los que disfrutar mientras transitas por ella. Escenas hermosas, plagadas de una calidez conmovedora, panorámicas un tanto menos bellas pero poseedoras de una luz muy realista, áridos espacios de ajada naturaleza que entristecen el corazón pero que nos recuerdan épocas primaverales.
Veamos lo que veamos mientras marchamos por la vida, es sensato aprender a contemplarlo con los ojos ungidos de gracia y prestos a vislumbrar atisbos de belleza.
Hay muchas personas que pausan su existencia y deciden acabar con ella antes de que su viaje haya concluido. Se toman la libertad de decidir cuándo y cómo acabar con todo.
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