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El escritor brasileño Paulo Coelho denunció hoy que todos sus libros han sido prohibidos en Irán, y expresó su confianza en que el gobierno de su país no se callará ante el tema.
Foto: EFE/Lavandeira jr
En un mensaje publicado en su blog internacional (http://paulocoelhoblog.com/), Coelho reproduce una carta que recibió este domingo de su editor en Irán, Arash Hejazi, quien informa que recibió la información de que el Ministerio de Cultura y la “Guía Islámica” de Irán “prohibieron todos tus libros, incluso las versiones no autorizadas publicadas por otros editores”.
“Mis amigos fueron informados de que ningún libro que tenga el nombre de Paulo Coelho podrá ser publicado en Irán”, agrega Hejazi, quien sugiere que el brasileño libere el acceso gratuito por Internet a sus libros en idioma persa.
Al comentar el tema, el autor de “El alquimista” recuerda que sus libros se han publicado en Irán desde 1998, y que se estima que se hayan vendido en el país más de seis millones de ejemplares. Coelho apunta además que su obra se ha publicado bajo diferentes gobiernos y considera que “una decisión arbitraria, después de 12 años de publicación en el país, sólo puede ser un malentendido”.
“Espero que este malentendido se resuelva esta semana. Y yo cuento firmemente con el gobierno de Brasil para apoyarme a mí, a mis libros, en defensa de todos los valores que apreciamos”, concluye el mensaje.
Los sentimientos intensos y apasionados de amor pueden proporcionar un alivio para el dolor de forma similar a los analgésicos o a ciertas drogas como la cocaína, según un estudio del Centro Médico de la Universidad de Stanford que se publica en la revista PLoS ONE.
Según explica Sean Mackey, responsable del estudio, cuando las personas se encuentran en la fase del amor más apasionada existen alteraciones significativas en su estado de ánimo que impactan sobre su experiencia del dolor.
El investigador explica que ahora se comienza a distinguir algunos de estos sistemas de recompensa del cerebro y cómo influyen en el dolor. Son sistemas antiguos y situados profundamente en el cerebro y en los que participa la dopamina, un neurotransmisor que influye sobre estado de ánimo, recompensas y motivación.
Los autores explican que las áreas del cerebro activadas por el amor intenso son las mismas que los fármacos utilizan para reducir el dolor. Cuando se piensa en el ser amado existe una intensa activación en el área de recompensa del cerebro, la misma área que se activa cuando se toma cocaína y cuando se gana mucho dinero, añade Arthur Aron, coautor del estudio.
Los investigadores reclutaron a 15 universitarios, ocho mujeres y siete hombres, y les pidieron que trajeran fotos de sus enamorados y de un conocido de igual atractivo. Los autores después expusieron sucesivamente las imágenes ante los sujetos mientras que calentaban un estimulador térmico controlado por ordenador y situado en la palma de la mano para causar un dolor leve. A la vez, los cerebros de los participantes eran escaneados a través de imágenes de resonancia magnética funcional.
Los voluntarios fueron evaluados según sus niveles de alivio del dolor mientras eran entretenidos con una tarea de asociación de palabras como pensar en deportes en los que no se utilizaran balones. Existen evidencias de que la distracción alivia el dolor y los investigadores querían asegurar que el amor no sólo funcionaba como una distracción del dolor.
Los resultados mostraron que tanto amor como distracción reducían de forma igual el dolor y en mayor medida que cuando se concentraban en la foto del conocido atractivo pero los dos métodos de reducción del dolor utilizaban mecanismos cerebrales diferentes.
Younger señala que con la prueba de distracción, los mecanismos cerebrales que conducen a la liberación del dolor eran en su mayor parte cognitivos. La reducción del dolor se asoció con partes corticales superiores del cerebro.
La analgesia inducida por el amor está mucho más asociada con los centros de recompensa del cerebro y parece implicar aspectos más primitivos del cerebro, activando estructuras profundas que podrían bloquear el dolor a un nivel espinal, de forma similar a como funcionan los analgésicos opioides, explica el investigador.
Una de las localizaciones claves en la analgesia que induce el amor es el núcleo accumbens, un centro de recompensas de la adicción para opioides, cocaína y otras drogas de abuso. La región señala al cerebro que necesita seguir haciendo esto, añade Younger.
Los autores señalan que estos resultados indican que no hace falta apoyarse en los fármacos para aliviar el dolor. Las personas sienten recompensas intensas sin los efectos secundarios de los fármacos, concluyen Aron.
Es de mediana edad, tiene el pelo grisáceo y se queda despierta toda la noche. Heidi, una zarigüeya bizca, se ha convertido en la sensación de los grandes medios alemanes, y eso que aún no ha sido presentada en el zoológico de Leipzig. Ya ha traspasado la frontera y suma seguidores por todos lados.
Heidi parece ser la próxima sensación animal. La zarigüeya de 2 años y medio tiene una página en Facebook con 80.000 seguidores, ha dado lugar a una popular canción en YouTube y pronto será también un muñeco de peluche.
Sin embargo, los ciudadanos no podrán verla hasta julio, cuando el zoológico abra su muestra de vida tropical.
El zoológico no tenía idea de la celebridad que iba a alcanzar el animal cuando éste llegó junto con su hermana Naira y un compañero macho desde un zoo de Dinamarca en mayo.
"La sensación Heidi fue sorprendente y no estaba prevista", dijo la portavoz del zoo de Leipzig Maria Saegebarth. "Está genial que haya habido tanto interés, pero no tenemos nada que ver con el éxito mediático", agregó.
Heidi apareció por primera vez en el periódico de gran tirada Bild el mes pasado. El centro no tiene planes de cambiar su próxima exposición tropical por el éxito de Heidi.
"Entendemos que Heidi se haya vuelto tan popular y que la gente quiera verla", dijo Saegebarth. "Pero no cambiaremos la estrategia del zoo con la muestra, es uno de los muchos animales que alberga", añadió.
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¿Sustituirá en fama al pulpo Paul?
Heidi es el ejemplo más reciente de animales famosos en Alemania en los últimos años, un fenómeno que incluye al oso polar Knut en Berlín y al pulpo Paul, recientemente fallecido, en Oberhausen, en el oeste germano.
Knut se hizo internacionalmente famoso cuando el zoo de Berlín le crió al ser rechazado por su madre en diciembre de 2006. El zoo ganó un millón de euros con los productos de mercadeo generados por el animal en 2007.
El pulpo Paul se convirtió en toda una sensación el año pasado cuando predijo correctamente el resultado de todos los partidos de Alemania en el Mundial y acertó también que España iba a ganar a Holanda en la final.
La demanda de información sobre Heidi ha sido tan alta que el zoo ha destinado una sección de su web a responder preguntas relacionadas con el animal, como por qué es bizca.
Los responsables del centro creen que podría ser debido a una dieta pobre cuando era joven, lo que llevó a que se le almacenaran depósitos de grasa tras los ojos, pero eso no le causa dolor ni supone un riesgo para su salud.
La mala visión no es un gran problema para Heidi, dijo el zoo, ya que como animal nocturno desarrolla un agudo olfato en lugar de la vista para desplazarse.
Jason McElwain nació el 1 de octubre de 1987 en Rochester, un suburbio de la ciudad de Nueva York. Desde muy pequeño mostró una gran pasión por el deporte de la canasta, así que a nadie extrañó que al entrar al instituto se enrolara en las filas de los Trojans, el equipo de baloncesto del centro.
A partir de ese momento, y durante tres años, J-Mac, que es como lo conocen sus compañeros, acudió puntual como un reloj a todos los entrenamientos y partidos. Controlaba las estadísticas, repartía agua, animaba a los jugadores, pero jamás jugaba. ¿Los motivos? Su baja estatura... y que Jason es autista.
No comenzó a hablar hasta que cumplió los 5 años y aún hoy en día tiene dificultades para comunicarse, no interpreta el lenguaje corporal y carece de las llamadas habilidades sociales. Pero estas limitaciones las compensa con una tremenda fuerza de voluntad y unas ganas innatas por mejorar.
Así las cosas, y a pesar de los problemas asociados a su discapacidad, la vida de Jason era muy similar a la de cualquier otro joven de su edad. Pero todo cambió el pasado 16 de febrero, cuando los Trojans disputaron el último partido de la temporada regular ante el Spencerport. Ese día el entrenador Johnson, como premio al arduo trabajo que había venido realizando durante tanto tiempo, quiso premiarle haciéndole jugar.
Empezó en el banquillo, pero a falta de 4 minutos para el final del encuentro, y con una ventaja de 20 puntos a su favor, llegó el momento tan esperado. Enfundado en la camiseta número 52 y con una cinta al pelo, Jason entró a la cancha ante los aplausos de una grada entregada y llena hasta los topes.
A los pocos segundos de debutar, recibió un balón y se jugó un triple que no tocó ni aro. Fue una auténtica piedra vaya. En el siguiente ataque sus compañeros volvieron a asistirle y Jason hizo un tiro cercano a canasta... que tampoco entró. Era lo normal teniendo en cuenta las circunstancias que rodeaban al partido, así que a nadie extrañaron los fallos.
Pero el destino es caprichoso, y ese día nuestro protagonista estaba llamado a hacer grandes cosas. En la tercera posesión que tenían, recibió el balón y se jugó otro triple desde 7 metros, pero esta vez entró. El sueño se había tornado en realidad y la grada estalló en una ovación atronadora para felicitarle por lo que acababa de hacer.
Lo que en ese momento nadie sabía era que la exhibición de Jason acababa de comenzar. En la siguiente jugada, volvió a jugarse otro triple... que volvió a anotar. A continuación, y casi sin tiempo para asimilar lo que acaba de suceder, J-Mac volvió a lanzar a canasta desde más allá de la línea de 6,25 y la volvió a clavar. Ya iban 3 triples en menos de un minuto. La gente alucinaba. Con razón.
La grada coreaba su nombre, sus compañeros de equipos no daban crédito a lo que estaban contemplando y los rivales... bueno, los rivales bastante tenían con intentar parar al arma secreta que los Trojans acababan de meter en pista.
Pero no podían. Era imposible. Cuando quedaban menos de 2 minutos para la finalización del encuentro, Jason volvió a recibir un balón en ataque y, cómo no, se la volvió a jugar. El chaval estaba en racha y se tiraba hasta las zapatillas. Pero lo bueno es que volvió a anotar. Lo mismo sucedió en la siguiente jugada. Y en la siguiente, aunque esta vez la canasta fue de 2 puntos. Jason no tuvo compasión con el rival, que vio cómo anotó su sexto triple sobre la bocina que marcaba el fin del encuentro.
En apenas 4 minutos había anotado 20 puntos, el récord en la historia del instituto. Ni que decir tiene que al acabar el partido, la grada saltó a la pista para felicitar al héroe del día, que salió del campo a hombros.
Con estos mimbres, la exhibición de Jason tenía todos los ingredientes para acabar convirtiéndose en una leyenda urbana que los padres explicarían a sus hijos durante generaciones. Pero el "problema" fue que uno de los espectadores que asistió al encuentro lo hizo cámara en mano y grabó el partido.
El boca a boca hizo el resto, y al día siguiente las principales cadenas de televisión de Estados Unidos emitieron las imágenes. Lo mismo hicieron las de medio mundo. Fue tal el impacto, que numerosos medios de comunicación dedicaron especiales a la vida de Jason, que dejó de ser un chico normal y corriente para convertirse en toda una celebridad.
Desde entonces ha acudido al programa de Oprah Winfrey, ha conocido a George Bush, a Magic Johnson, ha recibido el premio que la ESPN concede al mejor momento deportivo del año, ha hecho el lanzamiento de honor en un partido de béisbol, han compuesto una canción en su honor... son tantos los reconocimientos que no acabaría nunca.
Y es que la historia lo merece. Es digna de una película de Hollywood, ¿no creéis?. Bueno, de hecho, sus padres ya han alcanzado un acuerdo con Columbia Pictures para que esta productora lleve la hazaña de Jason a la gran pantalla.
Contemplar una fría mañana de invierno, mientras te tomas los cereales, cómo una enorme mamá alce, acompañada de sus 2 retoños, se pasea tranquilamente por el patio de tu casa en busca de frutos con los que alimentar a su prole debe ser una experiencia digna de ser vivida.
Casi tanto como tener la fortuna de capturar con tu cámara de fotos unos minutos más tarde el preciso instante en que el animal, al atravesar la calle que hay al lado de la ventana en la que te encuentras, realiza un impresionante salto para evitar ser atropellado por un coche que circulaba por la vía.
Y eso, precisamente eso, es lo que le ha suceido esta semana a Tove Sjöholm, un adolescente de 16 años que reside junto a su familia en el pequeño pueblo de Rolfstorp, situado en el suroeste de Suecia. La imagen que ha tenido la suerte de echar es de esas que se consiguen una vez en la vida.