Estamos vivos, existimos pero también pensamos y convivimos con otros, tenemos que lograr objetivos. Vivir no es mecánico e inconsciente como respirar. Tomamos aire sin pensarlo, es un acto reflejo. Para aprender a vivir recomiendo leer los libros de Proverbios y Eclesiastés. Ambos son directos y nos ofrecen consejos para tener y desarrollar una mejor vida.
No es posible llegar a los 50 años sin saber cómo hablar con tus hijos. Tampoco es razonable llegar a la tercera edad con la misma debilidad de carácter de un adolescente y sin manejar el afán que te atormenta desde joven. Un hombre de 90 años dijo que su secreto para llegar a esa edad fue descubrir que tarde o temprano, todos los problemas se superan, sólo hay que tener paciencia. A vivir no se aprende escuchando una cátedra. Muchos podemos aconsejarte y darte información, la propia vida y Dios pueden tratar con algunas áreas, pero al final, sólo tú puedes aprender y trabajar en cambiar tu actitud.