Raúl vive en un apartamento situado en una avenida grande y congestionada de la ciudad. Cuando abre las ventanas, lo único que oye son bocinas, motores, gritos de un conductor a otro, frenadas repentinas, motocicletas, autobuses y vendedores ambulantes. Al caminar por la ciudad, se encuentra con lo mismo: no hay una calle tranquila donde haya un minuto de silencio y no se escuche otra cosa que el infernal barullo de la ciudad.
Desde hace tiempos Raúl se queja de jaquecas, dolor de espalda, cansancio y dificultad para conciliar el sueño. Y ¿quién no? Claramente vivir en una ciudad ruidosa afecta la salud mental y física a muchos niveles. Al punto de que Raúl está considerando seriamente irse a vivir en los alrededores.
Justamente, un estudio reciente realizado en Dinamarca y publicado por la revista “European Heart Journal” comprobó que la contaminación auditiva (por el ruido) también es perjudicial para la salud cardiovascular o la salud del corazón. En concreto, esta investigación dice que el sonido del tráfico de la ciudad aumenta el riesgo de sufrir un derrame cerebral (o un accidente cerebro vascular o vascular cerebral), en particular para las personas mayores.
Para llegar a esta conclusión, los científicos observaron a más de 51,000 personas en Dinamarca y encontraron que por cada 10 decibeles de aumento del nivel del ruido, el riesgo de sufrir un derrame cerebral se incrementó en un 14%. Pero en las personas mayores de 65 años, el riesgo aumentó aún más: un 27%. Los decibeles son las unidades que miden la intensidad del sonido.
No es la primera vez que se habla de que la contaminación auditiva repercute en el bienestar del corazón. Varios estudios publicados anteriormente han relacionado el ruido del tráfico de la ciudad con el aumento del riesgo de sufrir de infartos o ataques cardíacos.
Sin ir más lejos, un estudio publicado en la edición de marzo del 2004 de la revista Noise and Health (Ruido y salud) habló de que el ruido produce que se liberen niveles elevados de las hormonas relacionadas con el estrés como el cortisol, la adrenalina, y la noradrenalina y que un aumento considerable puede llevar a sufrir de hipertensión, derrame cerebral, fallas del corazón y problemas del sistema inmunológico. La conclusión de ese estudio fue de que el sonido es un estresante importante que puede afectar a varios sistemas del cuerpo: al endocrinológico, al inmunológico y al cardiovascular.
Otro estudio publicado en el 2007 en Science of the Total Environment encontró que las mujeres que admitieron ser sensibles al ruido, tuvieron riesgo 80% más alto de sufrir un ataque al corazón.
Por lo visto, el ruido de la ciudad no es bueno para el sistema cardiovascular. Si vives en una ciudad ruidosa, considera si la salud de tu corazón está en riesgo para tomar medidas al respecto. Quizás valga la pena buscar un lugar menos ruidoso para vivir, mientras las autoridades toman cartas en este asunto de salud pública que beneficiaria el corazón de tantas personas que vivimos en las grandes ciudades.
Imágen © iStockphoto.com / Fleyeing
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