En el final de su carta decía: "Mi oración más sincera a Dios es que os bendiga y que tenga vuestro estado bajo su protección. Que Él se digne inclinar el espíritu de los cuidadanos a la subordinación y obediencia al gobierno y despertar un sentimiento de amor fraternal de los unos hacia los otros y, en particular para sus hermanos que han peleado en los campos de batalla, y finalmente, que su Gracia nos mueva a todos a hacer justicia, a amar la misericordia y a conducirnos con esa claridad,
mansedumbre y templanza que caracterizan al Divino Autor de nuestra bendita religión, pues sin imitarlo con humildad nunca podremos esperar que la nación sea feliz" -El Exégeta.
Cuánto hacen falta hoy en siglo XXI gobernantes temerosos de Dios que vivan en los principios del Reino. Este mundo gime de tanta corrupción y pérdida de valores. Oremos hoy a Dios, que nos dé gobernantes que clamen a Él por sabiduría y compasión.
mansedumbre y templanza que caracterizan al Divino Autor de nuestra bendita religión, pues sin imitarlo con humildad nunca podremos esperar que la nación sea feliz" -El Exégeta.
Cuánto hacen falta hoy en siglo XXI gobernantes temerosos de Dios que vivan en los principios del Reino. Este mundo gime de tanta corrupción y pérdida de valores. Oremos hoy a Dios, que nos dé gobernantes que clamen a Él por sabiduría y compasión.
(Nehemías 9:34) (Salmo 2:10).
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