Yo sé que no es fácil tomar decisiones, pero la vida es una continua elección y a cada uno nos toca decidir qué hacer con las personas, situaciones y cosas que se nos presentan en la vida. Es muy normal que no queramos fallar, ni equivocarnos.
Habrá momentos en que en el proceso lo haremos mejor de lo que esperábamos, pero también habrá difíciles momentos en donde quizás no habremos tomado la mejor opción o decisión, pero aprenderemos de esa experiencia.
Entonces, lo que no puedes permitir es que otros decidan por ti aunque tengan las mejores intenciones. Hay asuntos que solo te conciernen y afectan directamente a ti. Y aunque es bueno que busques consejos y que escuches lo que te dicen. No es menos cierto que debes actuar de acuerdo a lo que sientes que es correcto y va alineado hacia los pensamientos de Dios para tu vida.
Hay decisiones que para tomarlas nos cuestan lágrimas y hasta nos roban el sueño; pero como dice un refrán: “camino malo se anda ligero”. Las cosas hay que enfrentarlas y debemos tener confianza en nosotros mismos. Porque al fin y al cabo a la persona que le afectará la decisión que tome es a ti o a las personas involucradas, pero no a las ajenas.
Algunas personas me escriben, y quizás piensan que yo tengo las respuestas para todos sus problemas o preguntas. Con dolor en el corazón tengo que decir que no es así. Soy tan humana como ustedes y trato de vivir mi vida alineada y orientada a lo que entiendo y siento que es la voluntad de Dios en mi vida. Pero es tu corazón, son tus sentimientos y emociones. Solo tú puedes saber hasta dónde eres capaz de llegar o no llegar.
Hay respuestas que solo puede darte Dios, y habrá momentos en que el no te dirá nada sino que confiará en tu buen juicio. Porque si hay algo que Dios ha amado desde el principio y ha respetado es la libertad y el que cada ser humano decida por cuenta propia qué hacer con su vida.
Si hoy es un momento en que te encuentras confundido(a) y no sabes qué hacer. Debes serenarte porque confundido y tenso no se toman las mejores decisiones. Luego ve a la presencia de Dios y pídele que te conceda la sabiduría y el criterio necesarios para decidir de la mejor manera posible. Creo que de alguna manera él te hará saber y entender qué es lo que debes hacer.
Pero recuerda algo: la decisión siempre será tuya.
Autora: Brendaliz Avilés
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